No es habitual ver un perro dentro de una iglesia y aún menos lo es ver como el animal aguarda paciente, frente al altar, a que el sacerdote oficie la misa.
Esto es lo que ocurre en una pequeña iglesia de los alrededores de Roma desde hace varios años. El perro, un pastor alemán de 12 años que responde al nombre de Tomy, acude todos los días sin excepción a la iglesia desde hace más de 6 años.
El lugar donde aguarda paciente a que finalice la misa es el mismo lugar donde vio por última vez a su dueña, ya fallecida, cuyo funeral se ofició en esta misma iglesia.
Desde entonces hasta ahora, Tomy espera paciente su regreso. Unas veces dormido, otras simplemente en silencio.
Cuando la misa acaba y todos se marchan, Tomy se queda allí.
Un día más su dueña no regresa. Probablemente el no sabe que nunca lo hará.
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