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LA SERPIENTE Y LA LUCIÉRNAGA


Cuenta la leyenda, que una serpiente perseguía a una luciérnaga para devorarla. El pequeño insecto hacia hasta lo imposible para huir de la serpiente. Durante días fue una persecución intensa.
Después de un tiempo, la luciérnaga cansada, exhausta, se detuvo y le dijo a la serpiente:
----¿Te puedo hacer 3 preguntas?
La serpiente respondió:
---No acostumbro a dar concesiones, pero como de todos modos te voy a comer......¡adelante!
---Pregunta no. 1: ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
---NO
---Pregunta no. 2: ¿Te he hecho algo?
---Nada en absoluto
---Pregunta no. 3: Y entonces.....¿Porque quieres comerme?
---PORQUE BRILLAAAAAAASSSSSSS!!!
MORALEJA: En muchas ocasiones te encuentras con personas que sólo te van a criticar, condenar, etiquetar, aunque nunca les hayas hecho cosa alguna y seas una persona cordial con ellos. Y todo eso, es porque al igual que la luciérnaga, tienes tu brillo propio, iluminas tu camino y el camino de muchos que vagan por la oscuridad. Brillas mas que los demás, al igual que una luciérnaga por la noches y eso, es algo difícil de soportar por otras personas, porque ellas carecen de esa luz interior, esa brillo propio y les duele tu brillar.....ENVIDIA. Son personas enfermas, contaminadas y que solo viven en la INfelicidad, aléjate de ellas. Nunca dejes de ser quien eres, de iluminar con esa luz tan muy tuya, aunque esto moleste a esas personas que viven en la penumbra total.


Maestra, ¿qué es el amor?


Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó: 
Maestra… ¿qué es el amor? 

La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo: 
Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado. 

El primer alumno respondió: 
Yo traje esta flor… ¿no es bonita? 

A continuación, otro alumno dijo:

- Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?

Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.

Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.

La maestra se dirigió a ella: 
Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar? 

La criatura, tímidamente, respondió:

- Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí… 

Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído?

La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón. 

El amor es algo que se siente.

Hay que tener sensibilidad para vivirlo.



Test Romántico: SI ERES MUJER TE INTEREZARÁ



¿Qué dicen tus joyas sobre ti?

Todo lo que usas dice mucho de ti, a continuación, sorpréndete con el lenguaje de las joyas.
Si eres de las mujeres que usa joyas delicadas, eres clásica y muy femenina. Eres confiada y con un estilo definido.

Si te gusta usar bisutería, eres innovadora, no sigues un mismo estilo, amas la libertad.

Si personalizas tus joyas, eres de las personas que tiene miedo de expresar lo que siente, valoras mucho a la familia.

Si usas joyas muy finas, para ti “menos es más” es una consigna. No te gusta sobre cargarte, prefieres usar una sola joya pero de mucho valor.

Si usas joyas estilo vintage, eres romántica y refinada. Tienes un toque artístico y eres reservada. Aprecias mucho la belleza de las cosas.

Si te encantan las joyas audaces, esas que llaman la atención por donde las mires, eres muy moderna, confiada y fuerte.

Si prefieres usar cadenas, eres aventurera. Sobrepasas los límites. No tienes miedo de experimentar estilos nuevos y diferentes.


Historia para pensar...



En la facultad de Medicina, el profesor se dirige a un alumno y le pregunta: 

“¿Cuántos riñones tenemos?” 

“¡Cuatro!”, responde el alumno. 

“¿Cuatro?”, replica el profesor, arrogante, de esos que sienten placer en pisotear los errores de los alumnos. 

“Traiga un fardo de pasto, pues tenemos un asno en la sala”, le ordena el profesor a su auxiliar. 

“¡Y para mí un cafecito!”, replicó el alumno al auxiliar del maestro. 

El profesor se enojó y expulsó al alumno de la sala. El alumno era, por cierto, el humorista Aparicio Torelly Aporelly (1895-1971), más conocido como el “Barón de Itararé”. 

Al salir de la sala, todavía el alumno tuvo la audacia de corregir al furioso maestro: 

“Usted me preguntó cuántos riñones ‘tenemos’. ‘Tenemos’ cuatro: dos míos y dos suyos. ‘Tenemos’ es una expresión usada para el plural. Que tenga un buen provecho y disfrute del pasto”. 

La vida exige mucho más comprensión que conocimiento. A veces, las personas, por tener un poco más de conocimiento o ‘creer’ que lo tienen, se sienten con derecho de subestimar a los demás. 





SHMILY, UNA HISTORIA DE AMOR



Mis abuelos estuvieron casados durante más de medio siglo. Desde que se conocieron, jugaron a un juego muy especial. La meta del juego era escribir la palabra “Shmily” en un lugar oculto para que el otro la encontrara. Hacían turnos dejando la palabra “Shmily” por toda la casa, y tan pronto como uno de ellos la encontraba, era el turno de esconderla para que la encontrara el otro.

Con los dedos escribían la palabra en la harina o el azúcar de los recipientes de la cocina para que la encontrara el que prepararía la siguiente comida. La escribían vidrios empañados de las ventanas que daban al patio donde mi abuela nos daba el pudín que ella misma preparaba. Escribían la palabra en el espejo del baño, donde aparecía después con la humedad de cada baño caliente. Una vez, mi abuela desenrolló un rollo completo de papel higiénico y escondió la palabra escrita al final.


La palabra “Shmily” aparecía por todos lados. Notas escritas apresuradamente aparecían en la guantera o el asiento del coche, o se encontraban pegadas con cinta en el volante. Las notas se escondían dentro de los zapatos o debajo de las almohadas. Se escribía en el polvo de la repisa o en las cenizas de la chimenea. Esa misteriosa palabra formaba parte de la casa de mis abuelos al igual que sus muebles.

Me llevó mucho tiempo apreciar completamente el juego de mis abuelos. El escepticismo me ha impedido creer en el amor verdadero, el amor que es puro y que perdura. Sin embargo, jamás tuve dudas de la relación de mis abuelos. Para ellos el amor no tenía secretos. Era más que sus pequeños juegos de coqueteo, era su modo de vida. Su relación estaba basada en una devoción y afecto apasionado que no todo el mundo experimenta.

Siempre que podían, mi abuela y mi abuelo se tomaban de las manos. Se robaban besos cada vez que se tropezaban en su pequeña cocina. Al hablar, uno terminaba las frases del otro y compartían el crucigrama y el acertijo diario del periódico. Mi abuela me susurraba al oído lo guapo que era mi abuelo, que se había convertido en un anciano muy apuesto. Hacía alardes de que ella había sabido “elegir”. Antes de cada comida, inclinaban la cabeza y oraban, maravillados por sus bendiciones: una familia maravillosa, prosperidad, y el tenerse el uno al otro.

Pero había una nube oscura en la vida de mis abuelos: mi abuela tenía cáncer de mama. La enfermedad le había aparecido hacía ya diez años. Como siempre, mi abuelo estuvo a su lado cada paso del camino. La confortaba en su dormitorio amarillo, que había sido pintado de ese color para que ella pudiera siempre estar rodeada de la luz del sol, aún cuando estaba muy enferma para salir afuera.

Ahora el cáncer estaba otra vez atacándole el cuerpo. Con la ayuda de un bastón y la mano firme de mi abuelo, iba con él a la iglesia todos los domingos. Pero mi abuela se fue poniendo más débil hasta que finalmente no pudo salir de la casa. Por un tiempo, mi abuelo iba a la iglesia solo, orándole a Dios que cuidara a su esposa. Entonces, un día, lo tan temido sucedió. Mi abuela falleció.

“Shmily” estaba pintado en amarillo en las cintas rosadas del arreglo floral del funeral de mi abuela. Cuando la gente comenzaba a salir, mis tías, mis tíos, mis primos y otros miembros de la familia pasaron adelante y se reunieron por última vez alrededor de mi abuela. Mi abuelo se paró al lado del ataúd, y tomando aire, comenzó a cantarle a mi abuela. A través de su dolor y lágrimas, surgió la canción, cantada con una voz profunda y un poco ronca: era una canción de cuna.

Temblando, abatida por mi propio dolor, jamas olvidaré ese momento. Porque supe que, aunque no podía siquiera imaginar la profundidad de su amor, sí tuve el privilegio de ser testigo de su belleza inigualable.

S-H-M-I-L-Y: See how much I love you? ( ¿Ves cuanto te quiero?).

TOMY, EL PERRO QUE ACUDE A LA IGLESIA CADA DÍA


No es habitual ver un perro dentro de una iglesia y aún menos lo es ver como el animal aguarda paciente, frente al altar, a que el sacerdote oficie la misa.


Esto es lo que ocurre en una pequeña iglesia de los alrededores de Roma desde hace varios años. El perro, un pastor alemán de 12 años que responde al nombre de Tomy, acude todos los días sin excepción a la iglesia desde hace más de 6 años.

El lugar donde aguarda paciente a que finalice la misa es el mismo lugar donde vio por última vez a su dueña, ya fallecida, cuyo funeral se ofició en esta misma iglesia.

Desde entonces hasta ahora, Tomy espera paciente su regreso. Unas veces dormido, otras simplemente en silencio.

Cuando la misa acaba y todos se marchan, Tomy se queda allí.

Un día más su dueña no regresa. Probablemente el no sabe que nunca lo hará.



POTRO HUÉRFANO DUERME EN BRAZOS DE UN PELUCHE



Breeze, un pequeño potro, fue localizado por los equipos de rescate del parque nacional de Dartmoor pocas horas después de haber nacido. Su madre lo había abandonado y él tenía una grave deshidratación que hacía peligrar su vida. 

Por suerte Breeze fue rescatado y trasladado a una granja cercana donde, tras muchos cuidados, finalmente se consiguió salvar su vida. A su madre nunca se la pudo localizar. 

Poco después de llegar a la granja, para que Breeze no se sintiera sólo, sus cuidadores decidieron colocar en el establo a “Buttons”, un gran osito de peluche. La reacción de Breeze fue inmediata y desde entonces permanece inseparable a su lado. Juega con él y siempre duerme en sus brazos 




El paquete de Galletas


Cuando aquella tarde llegó a la vieja estación le informaron que el tren en el que ella viajaría se retrasaría aproximadamente una hora. La elegante señora, un poco fastidiada, compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua para pasar el tiempo. Buscó un banco en el andén central y se sentó preparada para la espera. 

Mientras hojeaba su revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. Imprevistamente, la señora observó como aquel muchacho, sin decir una sola palabra, estiraba la mano, agarraba el paquete de galletas, lo abría y comenzaba a comerlas, una a una, despreocupadamente. 

La mujer se molestó por esto, no quería ser grosera, pero tampoco dejar pasar aquella situación o hacer de cuenta que nada había pasado; así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete y sacó una galleta, la exhibió frente al joven y se la comió mirándolo fijamente a los ojos. 

Como respuesta, el joven tomó otra galleta y mirándola la puso en su boca y sonrió. La señora ya enojada, tomó una nueva galleta y, con ostensibles señales de fastidio, volvió a comer otra, manteniendo de nuevo la mirada en el muchacho. El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora cada vez mas irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, la señora se dio cuenta de que en el paquete solo quedaba la última galleta. "No podrá ser tan descarado", pensó mientras miraba alternativamente al joven y al paquete de galletas. Con calma el joven alargó la mano, tomó la última galleta, y con mucha suavidad, la partió exactamente por la mitad. Así, con un gesto amoroso, ofreció la mitad de la última galleta a su compañera de banco. - ¡Gracias! - Dijo la mujer tomando con rudeza aquella mitad.- De nada. - Contestó el joven sonriendo suavemente mientras comía su mitad. Entonces el tren anunció su partida ... 

La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Al arrancar, desde la ventanilla de su asiento vio al muchacho todavía sentado en él anden y pensó: "¡Que insolente, qué mal educado, qué ser de nuestro mundo!" Sin dejar de mirar con resentimiento al joven, sintió la boca reseca por el disgusto que aquella situación le había provocado. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó totalmente sorprendida cuando encontró, dentro de su cartera, su paquete de galletas... ¡INTACTO! 


Una chica puede destrozarte el corazón por mas Enamorado que estés.



A veces la chica más amable puede destrozarte y la más complicada puede ser quien te haga más feliz. Hay personas dulces que de disculpas en disculpas te van demoliendo y otras que llamándote la atención te van construyendo. 

Hay relaciones que en su momento son incomprensibles pero son comprensibles con el paso del tiempo. Hay amores inexplicables, como semillas puestas en ti para manifestarse en tu vida después. ¿Quién es quién en la vida? No hay lentes -ni estos- para poder verlo. Tus suspiros del mañana te lo dirán...


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